¿Puede alguien implicarse en la defensa de una causa
solo por estar clasificada como buena? ¿Es posible oponerse durante mucho tiempo al deseo de
hacer algo solo porque está prohibido?
Seguramente no, porque son las emociones las que nos mueve a actuar.
Pero si aceptamos esto, que son las pasiones las que rigen nuestro comportamiento ¿esto no es
determinista? ¿No puede
conducirnos hacia un individualismo extremo, hacia una sociedad sin orden? ¿O es que
nuestras pasiones se pueden
controlar?
Victoria Camps dice que
las emociones se construyen socialmente y habla de la necesidad de una educación emocional. De eso se encarga la
ética, de gobernar las emociones. ”Para hacer el bien no solo hay que conocerlo,
hay que desearlo; no basta conocer el mal, hay que despreciarlo”. Los
sentimientos no son buenos o malos sino
que depende de la causa que los genera. ¿Hay que eliminar el odio o conviene
sentirlo ante lo éticamente inaceptable?
¿Es interesante para una sociedad eliminar el miedo? ¿Tiene alguna utilidad
social la vergüenza?
Para abordar este tema, el del
binomio razón-emoción, hemos elegido dos libros: El gobierno de las emociones
de Victoria Camps y Persuasión de Jane
Austen. De momento, se abre el debate virtual.
Ch S
"¿Hay que eliminar el odio o conviene sentirlo ante lo éticamente inaceptable?"
ResponderEliminarYo no le llamaría odio, tal vez rechazo, crítica extrema, confrontación, indignación, pero se entiende la idea :-)
Charo, enhorabuena por el blog!
Es más controlable la crítica extrema que el odio colectivo y da bastante menos miedo. La cuestión es si eso es suficiente y, sobre todo, si perdura lo bastante para cambiar algo.
EliminarYa ves, despues de leer el libro me he vuelto una revolucionaria ;-)
Gracias por pasarte, Yoriento!
ChS