30 de octubre de 2014

Rojo aceituna, de Ronaldo Menéndez

Esta reseña llega con mucho retraso. Fue justo antes del verano cuando, mientras preparábamos nuestras maletas, abordamos el tema de los viajes y tuvimos a Ronaldo Menéndez con nosotros para hablarnos de su libro Rojo aceituna. Ronaldo Menéndez es autor de varias novelas y libros de relatos, galardonados con los premios de la Casa de las Américas y Lengua de Trapo, además del profesor de escritura creativa. 

Nacido en La Habana, llevaba muchos años en Madrid cuando, en 2012 decidió dejarlo todo y marcharse con Natalia, su pareja, a recorrer el mundo. Irse, alejarse, huir. «No es la luz lo que me atrae, sino la sombra lo que me empuja», dice al inicio del libro. Luego nos habla de la crisis que golpeaba con fuerza a España y a todo Occidente, pero también de algo más existencial, de una nostalgia de los lugares nunca pisados, de un impulso incontrolable de salir de esa rueda en la que como ratones atrapados saltamos de radio en radio, día tras día. En septiembre de 2012, Ronaldo, por las razones que fuera, dejó de mirar de frente y saltó a un lado, saliendo así de la rueda para empezar a disfrutar de su tiempo. Porque esa es una de las experiencias más palpables en Rojo aceituna, el alargamiento del tiempo, la sensación de que cada instante es vivido.
Ronaldo se fue de Madrid, dijo que iba a visitar a su madre, a sus amigos y a ver qué había sido del comunismo en el mundo, y que por eso quería visitar aquellos países asiáticos en los que el comunismo ha estado o está aún presente. De ahí el subtítulo del libro, «viaje a la sombra del comunismo», un subtítulo que, sin embargo, resulta engañoso al hacer pensar en un libro más periodístico o incluso político de lo que es (de hecho, varios de los contertulios comentaron que, en las librerías, Rojo aceituna se hallaba ubicado en la sección de política).