20 de octubre de 2012

Doña Oráculo, de Margaret Atwood


Doña Oráculo es la tercera novela de Margaret Atwood, escritora canadiense nacida en 1939 y galardonada con premios como el Booker Prize o el Príncipe de Asturias. La novela, escrita en 1976, nos narra en primera persona la historia de Joan Foster, una mujer marcada por una madre incapaz de quererla. La primera parte nos describe cómo llega a un pequeño pueblo italiano después de haber fingido su propia muerte en su Canadá natal. Con esta intriga sembrada, a partir de la segunda parte la autora va narrando, siempre en primera persona, la historia de esta mujer, comenzando por la infancia y terminando en el momento de su vida adulta en el que se ve forzada a desaparecer.

La autora nos muestra, en uno de los primeros episodios, a una niña que quiere bailar y que sabe hacerlo, pero que se ve apartada de las demás niñas por la sencilla razón de que su gordura no parece acorde con el traje de bailarina que le tienen preparado, una niña a la que su madre solo ve defectos y que, privada de ese amor incondicional que normalmente reciben los hijos de sus padres, no logra, a pesar de sus progresivos éxitos, convencerse de su valía. El desprecio con que su madre la trata parece ser la causa de que, alcanzada la madurez, no busque otra cosa sino la aprobación de los demás. La paradoja está, sin embargo, en que para hacerse querer debe ir ocultando sus méritos. Así ocurre con su primera pareja, ese conde anticuado que la inicia en el arte de los folletines y al que ella no se atreve a mostrar que escribe mejor, o con Arthur, ese marido progresista al que ella oculta tanto su talento como escritora de novela gótica, como ese talento más profundo que la lleva a escribir un libro de poemas objeto de las más elogiosas críticas. Si lo uno está por debajo de lo que Arthur considera digno de valor, lo otro queda por encima y, según nos muestra la novela, solo la mediocridad permite sobrevivir. Quizás el único personaje que sobresale de la tónica general, y ello gracias al desprecio que muestra por las convenciones, es el de la tía Lou, esa rebelde que no se atiene al papel de ama de casa, ni al de la mujer bella, ni al de la madre y esposa. Lou es su único asidero y es, en un acierto argumental, la salvación en un momento dado de la protagonista.

Margaret Atwood es una habilidosa narradora y consigue atrapar al lector con esa intriga despertada al inicio, con sus continuas anécdotas y enredos y, sobre todo, con su sentido del humor, que hace que todos los personajes adquieran un lado cómico y risible. Pero la autora, con su sátira de personajes mezquinos y absurdos, nos plantea más de una pregunta. A Margaret Atwood se la suele incluir en la literatura de mujeres y su obra suele analizarse desde el punto de vista de los estudios de género, pero Atwood parece querer darle la vuelta a la tortilla. Mientras las feministas luchan para que las mujeres puedan desempeñar el mismo rol que los hombres, nuestra protagonista, por el contrario, no hace sino intentar encajar en el rol de la bailarina, de la esposa sumisa, de la amante desinhibida o de la amiga fiel. Pero curiosamente, a ella, que le encantan las novelas rosas, las historias de mujeres frágiles y de malvados seductores, nadie parece dispuesto a aceptarla. La autora se sitúa por delante de las reivindicaciones feministas para mostrarnos un mundo más complejo, donde cada individuo es único y especial, pero se ve a menudo obligado a ocultarse o disimular para poder vivir en una sociedad marcada por los prejuicios.

Margaret Atwood entrelaza la historia principal con la historia que la protagonista escribe, y la longitud de estos fragmentos del folletín no está justificada por su aportación a la historia. Tampoco el final, en forma de bucle, donde terminamos de comprender por qué ha fingido su muerte y por qué ha de desaparecer, ofrece un buen cierre a la historia. Pero, en conjunto, no cabe duda de que se trata de una novela tan divertida como interesante.

Reseña recomendada: Doña Oráculo

4 comentarios:

  1. Estupenda reseña, Mayte.
    Para mí, Doña Oráculo no es de lo mejor que he leído de ella pero creo que refleja muy bien los rasgos fundamentales de su obra, su continuo sarcasmo, ese desdoblamiento de la autora entre ella como narradora y el personaje narrado. En este caso, Joan, la protagonista, encarna muy bien a los personajes femeninos de Atwood, la mujer que busca la reafirmación de sí misma cuando alguien le desmonta esa trama que ella ha fabricado sobre sí misma.

    Hay también un tema latente a lo largo de toda la novela que es el de la comida, las dietas, los de´sordenes alimenticios que desembocan en graves enfermedades sobtretodo en el género femenino, conviirtiénsose en un lenguaje también femenino. Ella hace uso de la comida para dar voz a sus logros y frustraciones.

    Su mismo nombre, Joan, puesto por su madre en honor a Joan Crawford, una referencia a un modelo de mujer, delgada, esbelta, un canon de mujer y es así, cominedo, como ella se rebela contra su madre.

    Junto a sus compañeras de colegio, las Brownie (ya el nombre lleva implícito el tema de la comida también) se integra a un grupo de girls-scout que siempre le recprochan su falta de control...

    No me ha gustado nada los trozos de los folletines que escribe Joan porque eran demasiado lartgos y he sido capaz de seguir bien la historia pero bueno, en general a mí si me ha gustado :-))

    Habrá que leer más de ella para comprender su universo. Me gustaría acercarme a su obra poética, a lo mejor para otra terttulia :-))
    Besos

    Carmen

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por los comentarios y por todas esas puntualizaciones que no están en la reseña y qu sin duda son elementos esenciales de la construcción narrativa.

      Eliminar
  2. A mí también me gustó. Creo que plantea un tema resbaladizo y complejo y que, en general, está muy bien llevada, salvo un par de detalles que ya apunté por ahí: el abuso del folletín y la incongruencia final. Pero la construcción de los personajes me parece impecable ya que no los hace planos sino con múltiples facetas, igual que pasa en la vida real. Y es esa complejidad, precisamente, la que genera dudas, (aunque habría que preguntarle a la autora para estar seguros de lo que quiso decir).
    Mi lectura es la siguiente: el conflicto con la madre solo está en la cabeza de Joan Foster, cierto que es una perfeccionista y, por tanto, demasiado tiquis-miquis, pero eso no la descalifica ni hace pensar que no quiere a su hija. A la niña la molesta más de la cuenta que la corrijan y por eso idealiza a la tía y al padre. Pero éste sno la ha hecho nunca ni caso, o sea, que de modelo nada, la que realmente lucha por educarla es su mujer. En cuanto a la tía - una persona anárquica, obesa, que nunca se ha atado a nada, cuyas relaciones fueron: un marido huído y, en la actualidad, un hombre casado que, además, no parece sentir mucho interés por ella - una persona así no puede ser el modelo de nadie. Y la propia tía, que realmente no tiene un pelo de tonta y tiene un gran cariño a la niña, reconoce su propio fracaso al pretender (y conseguir, como ella ya sabía) que Joan NO siguiera sus pasos. El producto de todo esto es la Joan adulta: una persona enormemente capacitada pero con un "cacao" de modelos que le lleva a adoptar constantemente conductas caóticas y a cometer frecuentes errores de juicio.
    Lo que yo opino es que si la novela está más que lograda es precisamente por esto.

    ResponderEliminar
  3. Creo que tienes razón. Yo percibo la falta de autoestima claramente, y la he atribuido a la relación con la madre, pero lo cierto es que la. Historia está narrada desde el punto de vista de Joan y quizás sea ella la que tiene una visión sesgada de los demás. Eso explicaría que no solo tiene una visión negativa de su madre, sino de todos los que la rodean. Es cierto también que Joan no parece hacer gran cosa para ganarse el cariño de ella. Quizás la figura de la madre sea aolo un elemento más de ese mundo en que no encaja y quizás la razón sea su excesiva perspicacia. Qué curioso que puedan hacerse lecturas tan distintas, eso dice mucho a favor de la novela.

    ResponderEliminar