4 de septiembre de 2012



Elena, de Andrey Zavagintsev

Mientras preparamos el próximo encuentro para hablar de libros, os dejo la reseña de esta película que me ayudó a sobrellevar una  tarde  de domingo del mes de agosto

Titulo original: Elena
Dirección: Andrey Zavagintsev
Guion: Oleg Negin

Dirección artística: Andrey Ponckratov

Interpretes: Elena Lyadova, Nadezhda Markina, Alexey Rozin, Andrey Smirnov
Producción: Rusia 2011. 109 minutos. Drama

Vladmir es un hombre de clase acomodada que se casa en la madurez, en segundas nupcias,  con Elena, enfermera, también mayor y de clase más humilde.  Se trata de una relación servil en la que cada uno mantiene su círculo social independiente. Duermen separados, ella le despierta todas las mañanas y le prepara el desayuno, él se va al gimnasio, ella limpia la casa, de vez en cuando tienen sexo. Vladmir  tiene una hija. Treintañera  soltera,  indiferente al dinero e interesada por el existencialismo,  vive distanciada de su padre que es quien le  procura una vida acomodada. Elena  también tiene un hijo de una relación anterior. Desempleado,   padre de  un bebé y de  un adolescente,   consume  el tiempo  bebiendo  cerveza y comiendo  frutos secos delante del televisor. Los frutos secos y la cerveza  los compra su mujer. Y   también es ella la que se encarga de bañar y dar de comer al bebé  o de atender a su  suegra  Elena  cuando los visita. El conflicto entre Vladmir  y Elena surge cuando él se niega a dejarle dinero para que el  nieto mayor de Elena, pésimo estudiante,  se matricule en la universidad y se libre de  hacer el servicio militar.

Con este argumento el guionista nos propone   que juzguemos a cada uno de los personajes.  ¿Debe Vladmir permitir que el hijo de su mujer viva en la marginación o está obligado  a  mantenerlo a pesar de ser un  parásito social? ¿Es lícito que un hijo se aproveche del matrimonio servil de su madre? ¿Quién utiliza a quién: Vladmir a Elena o Elena a Vladmir?  ¿Es diferente el  rol del  hombre y de la mujer en unas clases sociales y en otras? El guion parece predisponer a la condena fácil de algunos personajes pero  dos giros magistrales, el primero relacionado con Elena y el segundo con su nieto,  alejan este drama social del  maniqueísmo. Un entorno social y familiar hace de estos personajes miserables lo que son, victimas y verdugos.
Elena es una historia contada con imágenes en lugar de palabras. Los diálogos son mínimos y, a cambio, una cámara acompaña  a los personajes  durante escenas  larguísimas  en donde la ambientación es un personaje más. Los grandes espacios de la impoluta y  fría casa del barrio residencial donde vive Vladimir se contraponen a  los escasos metros cuadrados del caótico  piso en plena  barriada industrial donde sobrevive la familia de Elena. La  protagonista toma un tren que la lleva de un mundo  a otro y el público le acompaña en el trayecto mientras siente como la tensión crece en su interior  igual que crece  en el interior de Elena.
La película es sobria,  gris, minimalista pero llena de guiños intelectuales al espectador a través de los símbolos. El ritmo lento con el que se muestran permite al espectador ser consciente de ello, aceptarlo o no;  aleja la película del adoctrinamiento. En mi opinión,  dos de estas escenas simbólicas sintetizan  todo el fatalismo que subyace en la película. En la primera de ellas, el nieto de Elena, adolescente marginado que podría tener una oportunidad,  observa desde la distancia de una terraza  como los chicos del barrio residencial juegan al futbol. La forma en la que se divierten  es muy diferente a la manera en la que  él  pasa el tiempo con sus amigos.  La distancia que lo separa de esos chicos jugando un partido es insalvable, nunca será un miembro del  equipo.  La otra escena muestra  a su hermano, todavía un bebé,  en la cama de Vladimir. Es una cama inmensa de dos por dos,  seguramente las sábanas son de seda.  El niño  empieza a gatear por el colchón, despacio, imparable,  llegará al borde de la cama, es inevitable, está solo ¿sobrevivirá en un lecho tan lujoso o  se caerá al suelo?
Elena es la cuarta película del director ruso Andrey Zvagintsev. Con la primera, El regreso (2003), ganó León de Oro del festival de Venecia.  Elena ha obtenido el premio especial del jurado  en la sección Una Cierta Mirada Crítica del Festival de Cannes.

3 comentarios:

  1. Qué ganas me dan de ir a verla. Muchas gracias por la recomendación.

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  2. Gracias, Charo¡¡ Hay que ir a verla. A ver si puede ser antes del 21 y así la comentamos con más criterio.:-))
    Carmen

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  3. Por fin pude verla... Me ha gustado mucho y me ha hecho acordar de EL Peliculón del año pasado: "Nader y Simin, una separación" una película iraní donde el espectador se ve obligado a posicionarse cada cinco minutos respecto la ética y la nobleza cambiante de todos los personajes. Me pareció estupenda la estética y esos planos-secuencia largos y detallistas casi sin diálogos resultan inquietantes. Desde luego recomendable.

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