No he podido evitar, al leer el
subtítulo de La cuadratura del círculo,
“Falso tratado de urbogonía”, pensar en Stanislav Lem y en los falsos prólogos
de falsos tratados que configuran su desconcertante Magnitud imaginaria. Es difícil también dejar de pensar en Borges y
en sus delirantes bibliotecas. Tres autores dispares:
un polaco con estudios de Medicina que explora las profundidades del alma
en sus viajes a las estrellas, un argentino que busca las claves filosóficas a través
de la historia, echando mano para ello tanto de la tradición clásica, como de los
estudios teológicos o de las musas tangueras, y este arquitecto rumano
arrastrado por las corrientes de la utopía y las del totalitarismo. Y, sin
embargo, encontramos en ellos un denominador común: su imaginación desbordante para
crear nuevos mundos y su racionalidad cartesiana capaz de argumentar sin
fisuras los mayores disparates. En suma, Sasarman comparte con Lem y con Borges
la capacidad de guiarnos por los meandros del pensamiento hasta abocarnos a sus
límites.
No cabe duda de que el propio
título del libro nos abre ya la puerta a la paradójica naturaleza de los 36
relatos que lo integran. En cada uno de ellos, el autor nos presenta una urbe
peculiar, que constituye en sí misma un singular y misterioso cosmos. Los
nombres de esas ciudades nos cuentan ya algo de las mismas: Vavilón, la ciudad
falsamente ascendente, Virginia, la ciudad sin hombres, Senecia, la ciudad
donde la sabiduría acaba con el trabajo manual que la sustenta, Protópolis,
escenario de la involución provocada por la simple necesidad de probar aquello
que se ha inventado... Si bien en muchos de ellos se plasma la preocupación del
autor por las consecuencias del progreso humano, sobre todo en el plano
tecnológico, hay muchos también en los que es la utopía igualitaria la que
aboca al hombre al infierno. Záalzeck, por ejemplo, parte de un orden justo
destruido por el afán de los sacerdotes, mientras que en
Homegenia, la homogeneización de los habitantes lleva a la ruptura de los
lazos humanos y a la postre, de los afectos y emociones que mueven a los
hombres.
A pesar de lo estilizado de los relatos, se respira en todos ellos el
pesimismo de quien ha visto desmoronarse todas las utopías, tanto científicas
como sociales. En 1975, año en que Sasarman publicó su libro en Rumanía, aquella radiante
fe en el progreso de los constructivistas había desembocado en la robotización
del trabajo, la contaminación del entorno y la permanente amenaza nuclear,
mientras que la ilusión de justicia e igualdad había degenerado en el
totalitarismo corrupto de Ceaucescu. La
cuadratura del círculo se enmarca en esa tradición posibilista de traducir
a alegorías la realidad circundante y, en ese marco, la lectura adquiere una
dimensión distinta. Tal vez por eso las narraciones,
si bien inteligentes e irónicas, adolecen de una distante frialdad. Se echa de menos la desfachatez de Lem, un lenguaje más libre, unos juegos menos
racionales, una rabia más palpable, unas peripecias más humanas y, sobre todo,
la percepción subjetiva de esos entornos, esa percepción que hace inolvidables
los cuentos de Borges, que vivimos como experiencias propias y no narradas. Las urbes de Sasarman son juegos mentales, elucubraciones sobre el desarrollo exacerbado de un determinado aspecto del progreso humano. La contención es una de las principales características. No hay lugar para el sentimiento en los cuentos de Sasarman, no hay felicidad ni tragedia, sino una ironía distante. Los relatos inciden una y otra vez en la degradación de lo humano, en la robotización, en el desarrollismo, en la tiranía, hay poesía en sus cuentos y erudición y retos para los lectores, pero la falta de hálito humano, en el plano literario, socava el vuelo que intuyo, en mejores circunstancias, hubiera podido tomar.
El libro ha sido traducido al
español recientemente por Mariano Martín y publicado en la editorial La Biblioteca del Laberinto. Sin poder comparar con el original
rumano, se observa no obstante el minucioso trabajo del traductor para
trasladar con exactitud y elegancia las palabras del autor y abrirnos las
puertas al mundo de una obra de originalidad innegable. Cabe destacar también la introducción al libro en la que Mariano Martín nos ofrece una erudita presentación del autor y su obra.
Reseña recomendada: http://unlibroaldia.blogspot.com.es/2013/03/gheorghe-sasarman-la-cuadratura-del.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario