3 de julio de 2013

¿Qué isla me llevaría a un libro este Verano?

Dice Coetzee en Verano: “Es muy difícil ser Tolstói en la vida y en la literatura”. Y de esa supuesta incapacidad, de esa aparente contradicción, es precisamente de donde emana el virtuosísmo de Coetzee. De sus constantes negaciones como escritor y como persona completa surge su plenitud de animal literario. Lo has resumido muy bien Chs. Este libro es de los que te mantiene intelectualmente activo. Aunque no exista una unidad de acción. Aunque no haya una narración o, más bien, no exista una secuencia narrativa ordenada. Porque todo parece un espejismo. Porque el narrador, el propio Coetzee, no busca definirse a través de los otros, ni definir a los otros a través de si mismo. Todo lo escrito es un enorme conglomerado de ida y vuelta que, además, tiene múltiples censores; su propia visión biográfica, la influencia del padre o su visión futura como viejo padre, el narrador que cuenta la historia, el familiar que le impide relatar determinados pasajes y el resto de personajes que interactúan unos con otros en todas las esquinas aunque sólo aparezcan citados brevemente. Y algo más, que creo que el libro pone de relieve de forma contínua: que difícil resulta contar lo que no se entiende o lo que si se entiende pero no se comprende. Qué difícil es contarse a sí mismo. Coetzee escribe con todo lo que es y con todo lo que no es. Philipp Roth decía en algún sitio, que el escritor se acerca más a la verdad biográfica cuanto más se aleja de los “hechos”. Y digo yo, que aunque no se si Coetzee ha estado cerca de los hechos que narra en Verano, si está exponiendo sus emociones, y todo eso velado con un aparente no exponerse.


Para mi gusto, otra obra literaria imprescindible y... un dilema: 
¿Qué isla me llevaría a un libro este Verano?

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