6 de marzo de 2013

Antígona, de Jean Anouilh

Hace poco hablamos de la integridad. También hablamos, poco después, del prófugo, del perseguido. Y no pude por menos que recordarlo durante la representación de Antígona, en la versión de 1944 de Jean Anouilh, que pude ver el pasado domingo en el Teatro del Matadero de Madrid. Antígona hace lo que hace porque es lo que cree que es correcto, Antígona se enfrenta al rey y a su conformismo, Antígona antepone su integridad a las razones de Estado. Parece un personaje del pasado, como me lo parecieron en su momento los revolucionarios de La condición humana de André Malraux. Y, sin embargo, Antígona sigue viva en el espíritu de Roberto Saviano, el escritor del que nos ocupamos en nuestro último debate. Como Antígona, Saviano percibe con una intensidad ineludible lo que ocurre a su alrededor. Como ella, no puede callar. Y como ella, se enfrenta a algo que es demasiado grande, demasiado inasible, demasiado amedrentante como para que cualquier ser humano con algo de sentido común reconozca su impotencia. Por arcaica que pueda parecernos Antígona, su espíritu sigue vivo, en Saviano, en tantos jueces, en políticos locales, en esa maestra de guardería que se atreve a mirar y a delatar a los culpables, o en ese cura de pueblo, Peppino Diana, cuya historia nos cuenta Saviano en Gomorra. "No tenía la indolencia intelectual de quien cree que la palabra ya ha agotado todos los recursos y que solo es capaz de llenar el espacio existente entre un tímpano y el otro. La palabra como concreción, como materia agregada de átomos para intervenir en los mecanismos de las cosas, como argamasa para construir, como punta de pico". Parecen pocos, pero son más de los que creemos. Muchas veces pasan desapercibidos, o reciben críticas o son despreciados. Y, como decía el juez Falcone, a veces tienen que morir para que reconozcamos que actuaban movidos exclusivamente por un sentido del deber que ni Victoria Camps, ni nadie hasta ahora, ha sido capaz de explicar.

Antígona puede verse en el teatro Matadero de Madrid, hasta 17de marzo de 2013. Bajo la dirección de Rubén Ochandiano, cuenta como actores con Najwa Nimri, David Kammenos, Berta Ojea, Toni Acosta, Sergio Mur, Nico Romero y Ramón Grau.

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